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lunes, 27 de junio de 2016

Camille Claudel - Parte 1

Buen día seguidores!
Hoy nos encontramos en otro contexto. Al tiempo de haber comenzado con esta aventura de contar, varios de mis seguidores, me comentaron el interés que tenían en algunos personajes que, obviamente no eran mis sensaciones maravillosas pero me entusiasmaba escribir sobre ellos. Así fue como creé este nuevo blog: El Arcón de los Pedidos, donde relataré sobre pedidos especiales de personas especiales.


Uno de las primeras propuestas fue Camille Claudel, allá va su historia…. 


Nació el 8 de diciembre de 1864 en Villeneuve-sur-Fère, Francia. Hermana del famoso poeta y dramaturgo Paul Claudel y amante del que fuera su mentor, el escultor Auguste Rodin.
Desde niña  fue muy apasionada de la escultura; jugaba con el barro y plasmaba a las personas que la rodeaban. Se dice que los dos primeros modelos fueron su hermano Paul y su sirvienta Helene. Tenía  mucha habilidad y eso enfureció a su familia, que no esperaba de una niña francesa otra cosa que dedicarse al hogar y las tareas domésticas. En 1876 su padre fue trasladado a Nogent-sur-Seine, y en 1882  la admiten en la Escuela de Bellas Artes.  En 1883, llega a París con el fin de perfeccionar su técnica e ingresar en la Academia Colarussi, una de las pocas escuelas de arte que admitía estudiantes femeninas.

Su encuentro con Rodin, de cuarenta y tres años, y ella, de diecinueve, fue el inicio de una relación que duró quince años, se convirtió en su modelo, inspirando obras como La Danaïde o Fugit Amor. 
De alumna pasaría pronto a convertirse en musa, para escándalo de su madre tradicionalista, pues el rostro de Camille empezó a aparecer de manera constante en la obra de Rodin
En 1884, colaboró con Rodin en la realización de Las Puertas del Infierno y en Los Burgueses de Calais.

La pareja frecuentaba los ambientes artísticos y culturales más importantes del París de la época y pasaron juntos largos períodos, sin embargo Rodin nunca terminó su  relación sentimental con Rose Beuret.
Camille no aceptaba tener que  compartir su amor con otra mujer; esto fue motivo del inicio de una crisis emocional que cambiaría su vida para siempre. Sin embargo, la inspiró a realizar una de sus obras más importantes: La edad madura. En esta escultura vemos representada la escena de Camille arrodillada y suplicante, dirigiendo sus manos hacia Rodin, quien le da la espalda mientras una mujer mitad ángel mitad bruja, que representa a Rose Beuret, se lo lleva.                                                    
        LA EDAD MADURA O EL DESTINO, O EL CAMINO DE LA VIDA, O LA FATALIDAD - 1899
                                                         

Fueron años de amplia creación, sin embargo, estaban quienes no creían en su  capacidad artística. La sombra del maestro era demasiado fuerte y muchos pensaron que sus geniales creaciones eran obra de Rodin o realizadas con su ayuda. Era muy difícil de aceptar que aquella joven hermosa y de aspecto frágil fuera capaz de crear semejantes esculturas. Empezó entonces una relación amor odio, en la que Camille seguía perdidamente enamorada del hombre al que también odiaba por recibir elogios constantes,  mientras ella no escapaba del cliché de alumna aventajada. 

El distanciamiento entre ambos terminó en ruptura en 1898. Él nunca dejaría a su amada Rose, con la que terminaría casándose al final de sus días.

 Camille se apaga lentamente, se encierra en su taller, se aleja del mundo y en diciembre de 1905 realiza su última gran exposición.

Su crisis nerviosa se agudizó y en 1906 destruyó la mayor parte de su obra.
Vivió recluida en su casa-taller en medio de la miseria. El único que la apoyaba era su padre, quien se negó a internarla como le pedían sus familiares directos. Pero lógico, cuando en 1913 muere su padre, su madre y su hermano, no tardaron más de una semana para ubicarla en el sanatorio de Ville-Evrard. Para julio de ese mismo año su hermano Paul la hospitaliza en Montdevergues.
A fines de los años veinte, su madre rechaza el consejo de los médicos de regresarla a su hogar, puesto que consideraban que Camille estaba recuperada. Paul Claudel, embajador y célebre poeta adinerado, se niega, en 1933, a pagar la pensión hospitalaria.
Joyita de familiares tenía la pobre Camille…

El diagnóstico oficial fue manía persecutoria y delirios de grandeza. Las cartas descubiertas años después descubrieron a una mujer en su sano juicio que fue manipulada y maltratada por su entorno.

“Hace años que soporto este atroz martirio”,  “No hace falta que describa mi sufrimiento… Respecto a mi familia no hay nada que hacer; bajo la influencia de unas malas personas, mi madre, mi hermano y mi hermana sólo atienden a las calumnias de que me han cubierto… ¡Me reprochan (oh, crimen espantoso) haber vivido completamente sola, pasar la vida con unos gatos, tener manía persecutoria! Sobre la base de estas acusaciones me encarcelaron como a una criminal, privada de libertad, privada de alimentos, de calefacción y de las más elementales comodidades… Tienen mucho interés en que yo no salga nunca de esta prisión”. Camille Claudel

Nunca salió. Pasó encerrada los últimos treinta años de su vida. Su familia prohibió que recibiera visitas y nunca fueron a verla excepto su hermano Paul quien la visitó siete veces. Falleció el 19 de octubre de 1943 y fue enterrada en una fosa común en el pequeño cementerio de la institución mental de Montdevergues.

Auguste Rodin había fallecido muchos años antes, en 1917. Mientras su cuerpo descansa junto al de su amada Rose, su obra, paradójicamente, permanece junto a la de su amante Camille Claudel. El Museo Rodin es el que recoge el número más grande de obras de la escultora.

La belleza y el talento de la obra artística de Camille Claudel se vio siempre empañada por la tormentosa relación que mantuvo con Rodin. Un amor enfermizo en el que el gran escultor no supo entender nunca los profundos sentimientos de una mujer que habría dado su vida por él...

Pobre Camille., un ser con brillo y talento, que se enamoró de la persona equivocada y ese error lo pagó con su vida. 
Terminó encerrada en un mundo de locura al que no pertenecía...


El Vals - Camille Claudel