Seguidores
sábado, 16 de julio de 2016
Lola Mora - Parte 2
jueves, 14 de julio de 2016
Lola Mora - Parte 1
Otra
propuesta muy interesante: Lola Mora, una gran artista argentina.
Con esta historia tendremos un descanso de angustias desgarradas, dolores insoportables, pesares en extremo, sin embargo, fue una vida llena de emociones, recompensas y revanchas, avatares y olvidos…
Dolores Candelaria Mora Vega, más conocida como Lola Mora, nació el
17 de noviembre de 1866. Hija del matrimonio entre Romualdo Alejandro Mora
Mora, tucumano y Regina Vega Sardina, salteña. No queda bien claro su lugar de
nacimiento. Por un lado, dicen que es de Salta, El Tala, lugar donde vivían sus
padres mientras que los tucumanos se basan en donde fue bautizada, Trancas,
Tucumán.
Templo Histórico de Villa Vieja de Trancas
Lola
asistió al Colegio Sarmiento, en San Miguel de Tucumán, donde se destacó como
alumna. Ya en la escuela primaria comienza a practicar el dibujo y el piano. Durante
el mes de septiembre de 1885, con sólo dieciocho años, transitaría su primera
escena dramática: con diferencia de dos días, fallece primero su padre de un
paro cardiaco y luego su madre, de una neumonía.
En 1887
llegó a Tucumán el pintor italiano Santiago Falcucci. Lola tomaba clases
particulares del maestro, quien la inició en la pintura, el dibujo y el
retrato. De Falcucci, Lola aprendería el
neoclasicismo y el romanticismo italiano, que caracterizó su obra.
Se
relacionó con el poder mediante su arte. En 1896, el presidente José Evaristo
Uriburu le concedió una subvención
mensual por dos años, para que perfeccione sus estudios de pintura en Europa.
Al año
siguiente se instaló en Roma, conoció al escultor Giulio Monteverde, el
"nuevo Miguel Ángel", quien la aceptó como alumna y fue él mismo que
pocos meses después, le aconsejó dejar la pintura y dedicarse sólo a la
escultura.
Lola
inició así una carrera exitosa, con grandes logros y reconocimientos. Obtuvo
una medalla de oro por una escultura de su autorretrato, Regresó a la Argentina
en 1900 con prestigio internacional. Realizó esculturas de grandes próceres lo
que la comprometía a ir y venir de Europa en busca de los materiales y el
trabajo lo realizaba allá para luego traerlo embalado.
Gran
sorpresa provocó la Fuente de las Nereidas - magnífico grupo escultórico
con reminiscencias mitológicas romanas – obra que Lola ofreció a la
municipalidad porteña para colocarla en Plaza de Mayo. Cuando descubrieron los cuerpos
desnudos, se originó el escándalo. Muchos consideraron inapropiado colocarla
frente a la Catedral, por lo que se decidió instalarla en la intersección de las
actuales Leandro N. Alem y Juan D. Perón. El 21 de mayo de 1903 se inauguró con
la presencia de mucha gente, que quería observar la fuente del alboroto. No obstante, a la ceremonia no asistió ninguna mujer. Es una enorme
fuente de 6 metros de alto y 13 metros de ancho, realizada en mármol blanco, de
filiación renacentista y estilo barroco.
Representaba el nacimiento de Venus, mujer nacida de las aguas, que surgía de una ostra marina, sostenida por dos Nereidas, enroscadas en una roca.
La obra más relevante de Lola Mora causó
polémicas moralistas. Fue admirada y discutida por la sociedad porteña que
mayormente consideró "licenciosas" y "libidinosas" las
esculturas que mostraban los cuerpos desnudos emergiendo triunfalmente de las
aguas. Además, no toleraban verla trabajar en pantalones en su taller. Desde
esa época comenzó a padecer una suerte de ostracismo, aunque pudiendo irse de
su país prefirió quedarse en su tierra.
A través de una carta asumió la defensa de su creación artística. Algunos de sus párrafos más elocuentes decían:
"No
pretendo descender al terreno de la polémica; tampoco intento entrar en
discusión con ese enemigo invisible y poderoso que es la maledicencia. Pero
lamento profundamente que el espíritu de cierta gente, la impureza y el sensualismo
hayan primado sobre el placer estético de contemplar un desnudo humano, la más
maravillosa arquitectura que haya podido crear Dios"…
"El
arte es la respuesta del hombre a la naturaleza y su superación; pero hay una
educación estética como hay una educación moral y otra religiosa"…
"Los
seres humanos no alcanzan ninguna de esas formas de educación sino con una
sensibilidad fina y una atención disciplina. Cada uno ve en una obra de arte lo
que de antemano está en su espíritu; el ángel o el demonio están siempre
combatiendo en la mirada del hombre. Yo no he cruzado el océano con el objeto
de ofender el pudor de mi pueblo; me horrorizaría pensar que alguien haya
imaginado semejante cosa (...) Lamento profundamente lo que está ocurriendo,
pero no advierto en estas expresiones de repudio -llamémosle de alguna manera-
la voz pura y noble de este pueblo. Y ésa es la que me interesaría oír; de él
espero el postrer fallo."